Ahí van varias recetas...
Espinacas crudas, con champiñones crudos. Puedes arreglar esta ensalada de varios modos, pero en cualquier caso alíñala justo antes de presentarla porque la espinaca se "recuece" enseguida con el aceite (ni te cuento con el vinagre), así que deberás poner poquito aliño y justo al final.
1.- Con daditos de bacon y almendras laminadas: pones unas gotas de aceite de oliva en la sartén y salteas el bacon cortado en daditos pequeños, y cuando esté hecho añades almendras crudas en laminitas (venden ya paquetes así, si no quieres cortarlas). Aliñas la ensalada de espinacas con sal y vinagre y, seguidamente, añades el contenido de la sartén por encima. Está buenísima, pero puede quedarte muy grasa si te pasas con el aceite (por tanto, cuidadito con el aceite porque arruinarías la ensalada...)
2.- Con jamón serrano y queso fresco (tipo Villalón o Burgos). Añades a las espinacas y los champiñones el jamón serrano y el queso fresco partidos en dados pequeños. Justo antes de servir, aliñas la ensalada con un poquito de sal, vinagre de manzana (o blanco, si no tienes este) y aceite de oliva (todo, con moderación).
3.- Con jamón york y queso gouda, emmental o cheddar. Lo mismo que la anterior, pero esta te recomiendo que la aliñes con vinagre de estragón si te gusta variar el vinagre.
4.- Con gambas salteadas con ajitos. Salteas unas gambas frescas, ya peladas, en un poco de aceite de oliva al que habrás añadido unos ajitos. Como en la primera, tendrás que añadirlo a la ensalada después de haber puesto el vinagre y la sal, y justo antes de servir para que no se maceren las espinacas.
Podría seguir, pero seguro que con estos cuatro ejemplos te haces una idea de la cantidad de ensaladas que puedes hacer con espinacas frescas.
¡Espero que te sirva!