1- Para que estos adquieran buena temperatura es necesario que en su interior haya un buen fuego. Esto va a depender del tamaño, pero para que os hagáis una idea, la medida pueden ser de una capa de unos 10cm de leña que cubra toda la superficie del horno. Idealmente debéis empezar por leña más fina, tipo sarmientos o similar, y luego ir añadiendo troncos del grosor de un brazo más o menos. Al final, si queréis ya podéis añadir trozos más gruesos.
2- Un aspecto importante a controlar es el tiro, porque regulará la cantidad de oxígeno que entra en el horno. Para comenzar el tiro deberá estar abierto y es posible que también sea necesario abrir alguna vez la puerta del horno para que entre todavía más oxígeno.
3- La temperatura debería llegar a unos 500ºC. No os preocupéis, porque los hornos pueden resistir temperaturas muy superiores, del orden de 1500ºC en función del material del que estén hechos. Obviamente, no vamos a cocinar a 500ºC, para ello tendremos que esperar un poco.